En 2006 Músicos en la Naturaleza se estrenó en un 1 de julio. Estamos en alta montaña, el tiempo juega malas pasadas, a veces hace calor en junio, a veces nieva en julio (sí, eso ocurre alguna vez, los más ancianos del lugar dicen que ha nevado todos los meses del año menos en agosto). Así que seguramente eso hizo centrar el festival en el mes de julio: buen tiempo, días largos, noches poco frías,…

Pero parece que la experiencia del año pasado ha hecho cambiar la estrategia. Principio de septiembre tiene un tiempo tan probable como el de junio, julio o incluso agosto, todo depende del azar de la meteorología, así que ¿por qué no cambiar a septiembre?

Ahora, si hablamos de los verdaderos fines del Festival, potenciar y atraer gente a una zona rural con un enorme atractivo, y dejar unos ingresos económicos en los comercios de la zona, no tenía mucho sentido competir con los atractivos que Gredos tiene de por si a principios de verano. La zona del norte de Gredos tiene ya ganado a mucho público simplemente con las temperaturas suaves y clima casi primaveral del mes de julio, y muchos de esos que buscan esos atractivos, precisamente huían de venir ese fin de semana.

Los primeros años quizá había que convencer a muchos de venir a Gredos a un festival con muchas veces un único artista (así fue con Sting, por ejemplo, ese primer año), pero ahora Músicos en la Naturaleza está consolidado, quien viene ya lo conoce o le han hablado de él.

Un festival como este, iniciativa de una Fundación pública de la Junta de Castilla y León, tiene que buscar dotar de algo que no tiene la zona, que es público, pero fuera de su temporada fuerte, que es los dos meses de verano. Esos meses, entre los miles de visitantes que quieren disfrutar de la zona, se unen los campamentos de verano infantiles, y los visitantes esporádicos de fin de semana.

Así que principios de septiembre, cuando todos los visitantes se retiran a sus vidas en la ciudad, cuando Gredos vuelve a la tranquilidad, cuando Hoyos del Espino vuelve a sus trescientos y pico habitantes, es el momento de alargar la temporada, de estirar ese verano y de conseguir que muchos de los visitantes que no podían acudir al festival, por estar en la playa con los críos y los suegros, puedan escaparse para disfrutar de este lugar tan maravilloso con una música inigualable.

Sólo dos puntualizaciones que muchos no conocerán: Hoyos del Espino celebra sus fiestas la primera semana de septiembre, así que quizá para el pueblo signifique juntar fiestas y festival. Y la segunda es que la mayoría de los hosteleros de la zona aprovechaban septiembre para sus merecidas vacaciones… tendrán que retrasarlo un par de semanas.

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